Un poco de historia...
El graffiti surgió en los suburbios de Nueva York a finales de los 70, desde entonces esta forma de arte ha llegado a todos los rincones decorando las ciudades del mundo. Todo comenzó con un grupo de jóvenes que pintaron sus nombres en los vagones y las estaciones del metro de la ciudad, una moda que nació en el Bronx y Brooklyn pero se extendió rápidamente.
El graffiti surgió en los suburbios de Nueva York a finales de los 70, desde entonces esta forma de arte ha llegado a todos los rincones decorando las ciudades del mundo. Todo comenzó con un grupo de jóvenes que pintaron sus nombres en los vagones y las estaciones del metro de la ciudad, una moda que nació en el Bronx y Brooklyn pero se extendió rápidamente.
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'Violinistas en el tejado'. Calle Mayor de Guadalajara |
Los primeros ‘grafiteros’ se dedicaban a las firmas con
nombres, pseudónimos o abreviaturas. Se cree que uno de los pioneros fue
Demetrius, conocido como ‘TAKI 183’, nombre con el que firmaba. Este joven
griego era un repartidor de Nueva York que según cuenta la leyenda pintaba su
nombre en todos los sitios donde entregaba documentos y paquetes. Pronto otros
jóvenes comenzaron a imitarle, el objetivo se convirtió en firmar en el mayor
número de sitios posibles para ganar fama entre los grafiteros.
El graffiti cruzó el charco y comenzó a difundirse por
Francia, en las calles de París empezaron a aparecer pintadas con frases como
“Prohibido Prohibir”. Este nuevo arte, empezaba a asociarse con la protesta
social y con el vandalismo.
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'Arte(sano)' . Calle Mayor de Guadalajara |
Pronto uno de estos jóvenes dio un paso más, Keith Haring
dejó de lado las firmas y comenzó a pintar dibujos sobre los muros de Nueva
York. Haring se hizo famoso y como era una nueva forma de arte los museos
empezaron a exponer sus obras.
Nuevamente muchos jóvenes se sumaron a esta nueva tendencia
y el graffiti se fue incorporando en la cultura Break dancing, rap y Hip hop.
El eterno debate
Tan antigua es esta disciplina como la polémica sobre ella.
Desde sus inicios ha estado latente el debate entre sus partidarios y sus
detractores, ¿es una forma de expresión o es vandalismo?.
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'Dulces de niño'. Travesía de Santo Domingo, Guadalajara |
Son muchas las ciudades que han puesto en marcha campañas 'antigraffitis' y que gastan ingentes cantidades de dinero en limpiar paredes y muros porque, según argumentan, rompen la estética urbana.
Por otra parte, esos mismos ayuntamientos muchas veces contratan a grafiteros, con un cierto nombre y experiencia, para adornar las calles de la ciudad. Son contratados para realizar graffitis determinados en sitios específicos, graffitis que no son borrados en las campañas de limpieza, lo que provoca un nuevo debate, ¿quien decide lo que es arte y puede estar en las calles de la ciudad?. La respuesta a esto es muy compleja ya que los gustos sobre arte son muy variados y sin límites, lo que para uno no tiene ningún interés artístico para otro puede ser una gran obra de arte, entonces, ¿deben decidir los ayuntamientos los graffitis que son artísticos y los que son vandalismo?
Los grafiteros y sus seguidores suelen argumentar que el graffiti es una forma de liberación, de expresión, que adorna las ciudades y en ningún caso es vandalismo.
Por el contrario, son muchos los que opinan que estas pintadas estropean las paredes de la ciudad y que solo suponen un gasto de dinero público en su limpieza.
Uno de los motivos por los que ha surgido este rechazo bastante generalizado hacia los graffitis es que provocan que se reduzca la percepción de seguridad de los ciudadanos, se asocian a barrios marginales, a bandas callejeras y a la delincuencia.
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'El rostro del futuro'. Plaza de Bardales, Guadalajara |
Distintos puntos de vista
Una jóven de 22 años, Coral, lleva en el mundo del grafiti desde los 15 y tiene una opinión muy clara sobre el tema:
Coral, grafitera |
“Se nos persigue como a delincuentes por expresarnos
pintando… no digo que todos los graffitis estén bien, hay que saber dónde y
tener técnica para hacerlos, no a todo se puede llamar 'graffitis' también hay
‘pintadas’. Lo que quiero decir es que debería haber más sitios en los que sea
legal, que se respete lo que hacemos porque lleva un gran trabajo detrás”.
Esta sensación es algo muy común entre los grafiteros, muchos se sienten incomprendidos, perseguidos por expresarse.
"Entiendo que no se pueda pintar en determinados sitios, ¡no vas a pintar un monumento!, pero decorar un feo muro de hormigón no hace daño a nadie ¿no?. Solo hacemos lo que nos gusta y se nos castiga por ello".
En el otro extremo encontramos a un hombre de 63 años observando uno de estos graffitis, también con una opinión contundente:
"Es un acto salvaje de vandalismo, me parece una vergüenza como ensucian las calles, si quieren pintar que lo hagan en la pared de su casa".
"¿Arte?, las obras de arte están en los museos, esto son cuatro garabatos sin ningún sentido".
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'Prohibido aparcar' |
¿Quién decide lo que es arte?
Al año los ayuntamientos gastan miles de euros en borrar grafitis de las calles, solo la Comunidad de Madrid gasta al día una media de 8.300€ en esta tarea. En contraposición, los ayuntamientos también dedican parte de los presupuestos a la financiación de algunos de estos grafitis, ¿por qué unos si y otros no?. Partiendo de la subjetividad del arte y lo que cada uno considera como tal, ¿son los ayuntamientos los que deben decidir que es arte y que no?
Un joven grafitero que ha preferido mantener su anonimato nos cuenta cómo lo ven los artistas callejeros:
"Muchas veces los ayuntamientos no es que decidan lo que es arte y lo que no, es que hay una mala gestión de los espacios públicos y no se da un medio para que se pueda expresar esa cultura, lo que provoca precisamente el graffiti feo. En Hortaleza y sitios de Madrid hay iniciativas con ayuda municipal y esta el barrio entero pintado bien, respetando negocios de particulares y viviendas. En mi ciudad sin embargo (Guadalajara), las pocas concesiones de graffitis que hacen se las dan siempre a los mismos en vez de sacar a concurso como en 'pinta malasaña'. Hay mucha gente 'que se sale' que se tiene que dedicar a joder mobiliario urbano".
Al año los ayuntamientos gastan miles de euros en borrar grafitis de las calles, solo la Comunidad de Madrid gasta al día una media de 8.300€ en esta tarea. En contraposición, los ayuntamientos también dedican parte de los presupuestos a la financiación de algunos de estos grafitis, ¿por qué unos si y otros no?. Partiendo de la subjetividad del arte y lo que cada uno considera como tal, ¿son los ayuntamientos los que deben decidir que es arte y que no?
Un joven grafitero que ha preferido mantener su anonimato nos cuenta cómo lo ven los artistas callejeros:
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'Astronauta de ciudad' |